El amor de mi vida - maroescu

La primera y única vez
que sentí dolerme el alma fué
cuando un atardecer supe
que había perdido
a esa hermosa y gran mujer.
A esa mujer que en pocos días
le había entregado el alma
como ya nunca más lo haría.
Fue la mujer de mi vida.
Pues nunca antes había amado
ni nunca más yo amaré
como amé en aquellos días
a esa entrañable mujer.
Pero tuvimos que separarnos.
Y el alma se me partió.
Y aunque el tiempo dicen que lo borra todo,
su recuerdo me acompaña
y también su limpio amor.
Y cada tarde recuerdo
en mi alma aquél dolor
de cómo me rompía por dentro
el rayo infame del adiós.