EL PARIA

EL PARIA.

Soy ojo,

inútil sentimiento,

raíz sin odio.

Soy hoja,

culpable,

inocente a la vez.

Soy pena,

un ladrido desconsolado,

una pieza inexpugnable.

Soy el sol sin luz,

sincera tempestad,

o vulgar susurro.

Soy circunstancias aglomeradas,

propiedad de nadie

o reloj sin horas.

Soy discurso físico,

arrogancia personificada,

relámpago sin sonidos.

Soy honradez sin quiebra,

llanto de una espada

o una nueva interpretación.

Soy un loco entre falsos cuerdos,

un alfabeto de 28 esperanzas

o un diminuto océano que conspira.

Soy estructura que sobrevive,

suposición y advertencia,

presente y futuro.

Soy cielo herido que se renueva constantemente,

suelo extenso y resbaladizo,

más difícil de apresar que una anguila.

Soy buscador de tesoros no apreciados por la multitud,

seria amenaza para los cánones establecidos,

y entregado a las causas del corazón.

Soy buceador, buscando de la sima sus salidas,

silencio escrito que reverberará como ninguno,

siempre el adiós de una nueva bienvenida.

Soy el arma secreta del pequeño hombre,

un jugador de ventajas, con cartas marcadas,

almacén de infinita información.

Soy el transbordador sobre las ignorancias y la violencia,

un lenguaje que se quiere arraigar en tu cabeza,

un idealista tan realista que nadie le cree.

Soy escrupuloso y estudioso de la naturaleza humana,

combate a las oscuras presencias,

caballero sin bordados que le empobrezcan.

Soy un recibo de los pagos de la mísera humanidad,

guerrillero de palabra y voluntad,

poseedor de los ámbitos del tiempo.

Soy escrutador y admirador de los encantos de la mujer,

pero con la cabeza hueca para la frivolidad,

poeta con las ideas muy claras sobre la vida.

Un paria en un mundo donde los ricos son los genios,

y los genios son incomprendidos,

donde la apariencia es protagonista

desbancando al corazón,

donde la injusticia y la muerte se llora

sólo si ocurrió a tu alrededor.

Pero...

Recuerda que algunos parias son capaces de patear al mundo y ponerlo boca arriba.