APRENDIENDO A ENVEJECER

Quiero aprender a envejecer
vistiendo bien, arreglándome
no quiero jugar al enclaustrado
o al preso voluntario
quiero salir a la calle, al campo de paseo
existe un dicho muy bien dicho
“el agua estancada se pudre y apesta”
y mi padre dice otro
“la máquina inmóvil se enmohece”
Amo el ejercicio físico
un rato de yoga, una pequeña caminata
dentro o fuera de la casa
quiero evitar a toda costa
actitudes o gestos de viejo derrumbado
la cabeza gacha, la espalda encorvada,
los pies arrastrándose, no quiero…
no quiero hablar de vejez,
ni quejarme de achaques
eso acaba por creerse uno más viejo,
más viejo y más enfermo.
nadie quiere oír historias de hospitales
al mal tiempo buena cara
“Estoy bien, jodidos otros”
decía mi suegro.
y desde entonces doy buen humor
a mis palabras y ademanes
se tiene la edad que se ejerce
la vejez no es cuestión de años sino de ánimo
nadie envejece solo por vivir un número de años
sino por abandonar sus ideales
no quiero ser un parásito
quiero bastarme hasta donde me sea posible
quiero ayudar a otros aunque sea con mi sonrisa
un consejo, un servicio
el trabajo es terapia infalible
cualquier actitud laboral, intelectual o artística
es medicina para todos los males
mantener vivas y cordiales las relaciones humanas
las que anidan en mi hogar y por supuesto
las de mi trabajo donde tengo oportunidad
de convivir con todas las edades
niños, jóvenes y adultos
Mi profesión es el perfecto muestreo de la vida.
Ensancho mi corazón a los amigos
no quiero pensar que solo el tiempo pasado fue mejor
condenar a mi mundo ni maldiciendo el momento
quiero alegrarme entre las espinas
convencida que mañana tendré rosas
cultivar el optimismo sobre todas las cosas.
Los años arrugan el rostro pero perder el entusiasmo arruga el alma.