A veces sus aguas serenas son el bálsamo
que invitan a soñar con ese amor del bueno.
A veces sus aguas enfurecidas arremeten
sin miedo contra las piedras todo el tiempo.
Sus olas encontradas, con fuerza te envuelven,
y terminan cediendo tranquilas besando la orilla.
Son los malos vientos que provocan su bravura,
causante que la marea crezca y golpee con furia.
Pero se esconde el sol y regresa la calma, al sentir la
suave caricia de la noche que logra tranquilizar sus aguas.
Mares que al respirar tu noche, apaciguan su impulso,
convirtiendo su furia, en un cálido lago de cristal azul.
Horizontesazules
18/03/2019