Pasó mucho tiempo desde
que nos encontramos con
nuestras miradas, algo nos
atrae y éramos felices solo
con mirarnos.
Tenías tu vida, eras un amor
prohibido, mi felicidad fue
tan solo mirarte y sentirte
cerca; nos unía una mágica
atracción que vivímos en silencio.
Nuestro silencio que nos hizo
cómplices de un amor platónico.
Me sentía viva, sabiéndo que
tus miradas eran para mi, tus ojos
por un instante, fueron míos.
Quiso el destino llevarme lejos
de tu lado; esa misma noche sentí
que la ilusión que despertaste en mi,
iba a morir lentamente por no poder
mirar tus ojos.
Pasaron catorce años desde aquella
noche que me fuí lejos de ti y al
regresar nuevamente, ahí estabas tú.
No quise mirarte, solo sentí tu presencia.
Callada entré a mi hogar.
Mucho tiempo estuve enferma y no
quería me vieras así, tan débil, tan
diferente, sin embargo, tú estabas igual,
tu cabello más canoso, pero tus ojos,
esa mirada, aún me siguen flechando.
Hoy, después de dos años de haber
regresado, ya recuperada, volví a
sentirme como antes, salí afuera a
tomar aire y cuando voy a entrar, quien
me abre la puerta de entrada eres tú.
Nuestras miradas volvieron a cruzarse.
Pude sentir tu alegría y sin querer se
rozan nuestras manos al cerrar la puerta.
Miraste mis ojos y yo los tuyos, se dibujó
una sonrisa en tus labios y nos saludamos.
Timidamente nos dijimos: Hola como estás?
me fui rápido, turbada, como escapando de ti
hasta llegar a mi departamento, estaba temblando.
No podía creer que eras tú, que estabas ahí,
a mi lado, en un segundo revive todo el ayer.
Mis ojos y tu ojos nada olvidaron, se
incendiaron nuestras miradas y resurge
la magia que un día existió entre los dos.
Soñaré contigo amor, abriste una ventana
en mi corazón y la ilusión despierta mi alma.
Lina
Lagodecristalesazules
12/11/2016
Copyright © 2016
Derechos de Autor Reservados