Recuerdo cuando te conocí;
ya pensé "no será duradera".
Pensabas poco al hablar,
síntomas de estar ligera.
Más luego entraste en mí.
Eras joven, guapa y muy bien hecha.
Me diste calor al principio,
mucha fuerza de moral.
Fuiste muy trabajadora,
para no tener nunca un real.
Esto no fue culpa mía,
fue culpa de la ambiciòn.
Deseábamos tener buen negocio,
para vivir nuestros hijos mejor.
Has sido una buena madre
con mucha dulzura y amor.
Luego has ido cambiando,
no sé por qué, ¡rediós!.
Qué apuros hemos pasado,
trabajando aquí los dos.
Embargos por todos los bancos,
por culpa de ese estafador.
Esta prueba fue muy dura,´
la supimos resolver.
Ahora que está todo arreglado
lo echamos a perder.
Yo siempre he sido el mismo,
luchando y así querer;
si tú viste mal esto,
¿por qué lo tardaste a hacer?
Veinte años han pasado
como si fuese ayer.
Ratos buenos, ratos malos,
con ilusión y placer.
Tú sin embargo, parece
no los has llevado bien.
Siempre has estado con amenazas,
y quererme deshacer.
¿No sabes devastadora,
que esto también te influye a tí?
Si yo hubiese hecho
lo que tú hiciste,
éstos ya no tendrían
ni ropa para vestirse.
Yo tendré mil defectos,
pero sé muy bien aguantar.
Lo que Dios nos ha mandado,
para bien o para mal.