El rincón de ella

Allí, en su rincón,

el rincón que era de ella,

tan solo era suyo,

de ella exclusivamente.

Aun conservo la imagen,

de las tardes que pasaba

en aquella butaca vieja 

tapizada en terciopelo

de color verde botella.

Sobre la mesa camilla

con su falda verde oliva,

el tapete aquel de croché

tejido con perle blanco, 

una radio también vieja,

con su caja de madera 

lacada de verde musgo,

 y una lámpara pequeña 

con su tulipa verde vejiga.

El suelo de baldosa fría 

en tonos tabaco y verde.

La puerta que da al balcón

de madera tiene el marco

contrastando envejecida

con impolutos cristales

que relucen como el sol.

Sobre su visillo blanco, 

la cortina verde claro

le da calor a la estancia.

Tú, sentada en la butaca 

mandando a todos callar,

estás escuchando atenta 

esa radionovela diaria

por las tardes en antena, 

mientras tanto amorosa

con tus manos temblorosas

recoses botones sueltos

y repasas descosidos

de la ropa de tus hijos, 

o tejes muy afanosa 

con lana de la mas fina

la mantilla primorosa

para el próximo pequeño

que llegara en primavera.

Sopla fuerte en la terraza 

revuelto y desapacible aire,

el férreo oxidado enganche

de esas persianas verdes

van acompasando al viento 

con constantes secos golpes,

y entre tanto a cada rato, 

de la vecina, el gato

por la puerta entre abierta 

enseñado sus bigotes, 

y meneando su rabo.

La brisa que del mar entra 

es muy húmeda, muy fresca,

por resguardarte de ella

te cubres rauda la espalda 

con la toquilla de lana

que hace ya un tiempo

tu misma la has tejido

y que no hace regla alguna

con el verde del entorno, 

por que es de color lila.

Todavía te veo 

en esa butaca verde

pues estas en mi recuerdo,

yo te llevo en la memoria

y tu presencia la guardo 

en lo mas hondo del alma.

MG 22-10-2017