OK; conciente estoy de ello
Nadie me engaña ni en latín,
Ni en yoruba, ni en sánscrito,
Yo se bien que allá adelante
En algún lugar del destino,
La pálida dama me aguarda
Y solo me resta desear
Que me espere sentada, emboscada
En algún recodo del camino
Oculta donde no se vea,
Y que conste, no me rehúso
Voy como oveja al matadero
A cumplir con lo previsto
Pero me revelo involuntariamente
Ante la vida eterna lejos de ella
Supuestamente y solo supuestamente
Eterna, lejos de ella (si, ella,
La de mis otros poemas)
Pero no cambiemos de tema
Iba diciendo que nadie me engaña
Ni con un pincel, ni con una pluma,
Ni quien la vistió de gris osamenta
Y luego la cubrió con tétrica vestimenta
Quien prolongó su caricia redentora
Con tan atroz arma, y además
Alegó en su defensa
Que iba la ilustre dama
Segando ilusiones en flor
Quien escribió que después
Del abismo continúa el camino
Jamás me convenció
Yo se bien que allá en la distancia
A cien pudiera del presente
A un hubiera del ayer
La misteriosa reina me espera
Y solo me resta desear
Que su golpe no duela
Que me bese los labios
Y no apague mi estela Y que conste, no me asusta
Voy como el rió hacia el mar
A cumplir con el ciclo
Pero me revelo grotescamente
Contra el paraíso lejos de ella
Supuestamente y solo supuestamente
Paraíso lejos de ella (si, ella,
La de mis otros poemas)
Pero mejor cambiamos de tema.