El Sillón Azul

Hoy te vi en un retrato,

un sillón azul sentada,

Y se llenó de luz,

El lugar donde estaba,

Pues en mis ojos brillaba,

la luz que de tu belleza emanaba,

Es que como una princesa,

de esa de los cuentos de hadas,

Entre luces y colores,

te veías encantada,

Con un hechizo de esos,

llenos de risa y encanto,

para que aquel que te viera,

se haga tonto,

y sucumba sin descanso,

Y se que no debo verte,

con tanto arrebató,

pero como no mirar tanta belleza,

esa que libera tus encantos,

Y en ese sillón azul,

donde reposas en el retrato,

donde quisiera tomar tu mano

y decirte mis relatos,

Con mi guitarra enamorada,

con una plegaria en mis manos,

escribirte para ti unas líneas,

Con lo que mi corazón me ha gritado,

y así en el lienzo de tu piel,

tomar con mis labios hurtado,

Un beso dulce y suave,

bien sea de tus manos,

o del manantial que en tu rostro,

custodia los besos que he ansiado.

Y en ese sillón azul,

con tu vestido floreado,

alimentas la imaginación

de quien vuela sin descanso,

en el mar de las pasiones

del verso y del relato,

con tu sonrisa fresca,

con tu cabello de encanto,

con la mirada dulce

con la que acaricias sin descanso,

la inspiración más dulce,

el verso, la prosa o el relato.

Y me rindo ante tus pies,

en el sillón azul de donde me ves,

y te pido mis disculpas

por atreverme a componer,

un poema una prosa,

un par de folios de mi ser,

que con cariño y admiración

me inspiro tan bello ser.