Despistada zagala, Primavera
que aún no entiendes del juego de los labios,
del palpitar sonoro de las venas
reventando suspiros y emociones
que afloran a la piel como arreboles;
dulce niña que al sol abres tus pétalos
vírgenes, nuevos, cándidos y frescos.
Vete despacio, niña,
ve con tiento,
a pie juntillas, cautelosamente,
con pies de plomo, dicen los mayores,
los peritos que llevan en el alma
cicatrices lo mismo que trofeos.
Hila rayos de sol en tus telares
con realces de estrellas y de luna.
Ve despacio,
chiquilla de la prístina alborada,
de la mirada limpia
y el corazón abierto al infinito.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC