No me aprovecho de las falsas ideologías
ni del múltiplo de cuatro en tu espalda,
me someto a la rigurosa antología
del aquel epitafio que escribiste en mi alma,
y a modo de parecerte en mis aceras
con el ollín del muérdago como descarga
me siento a esperarte, que mas quisieras !,
con cada egolatría que curan mis palabras.
No me sitúo en las altas dependencias
ni me encritpo donde el homónimo se calla,
privarme de sus copias sería una sentencia
moririme sin juzgarlo cuetionaría mis agallas.
Por el hecho de callarme me rociaron
con las chispas del verdugo sin batallas,
indujeron penthotal y se ufanaron
del sudor en mi vientre sin la toalla,
y es preciso que me entiendas, por ahora,
que no existe tal Dios en cada esquina
de repente, sin saberlo, en tus auroras
parirás las razones de estas rimas,
y no oculto mi pasado armamentista
ni mis pactos con el diablo y su universo,
ni aprovecho la cultura que me enquista
en las letras que aún sangran por mis versos.