EL TANGO DE LA MUERTE

EL TANGO DE LA MUERTE
Allí en el barrio de la boca era un septiembre calido, como siempre en buenos aires. Yo estaba escondido bajo el marco de aquella esquina donde en alguna oportunidad el viejo regalo un par de cuchillos hermosos e iguales para los mellizos.
Estaba mirando la misma gente que miraba dia a dia, cuando del cielo bajo una virgen preciosa con un manto de hermosura corporal, y se metió en el pasillo a etrelazarce entre pinturas y notas musicales de los violines y bandoneones que gritaban en las esquinas del barrio. Entre a la casa a buscar mi mejor sombrero pero no estaba y agarre el primero que encontré, mis zapatos relucían de machos y en mi sinto el hierro antes mencionado bien guardado. Me lance a caminar detrás de ella casi ciego como quien sigue una moneda caída del bolsillo, el cielo estaba maravilloso el sol prestaba toda luminidad para encontrarla mas fácil.
La mujer paraba en todos los rincones a saborear de la riqueza cultural como un turista y yo no del todo macho como dicen ser los tangeros disimulando me quedaba escuchando aquellos tangos ya muy conocidos cansado de escucharlos y ponía cara de interesado como si ella me estuviese viendo.
En una de las paradas el músico no tubo mejor idea que poner a bailar a los expectantes y yo pude apreciar como la luna danzaban bajo un cielo estrellado iluminado de hermosura, no me pude resistir y me eché a bailar hasta que tuvimos que cambiar las parejas, sentí como poco a poco al cielo se l iban cayendo sus estrellas y como la luna se volvía sol nuevamente sentí también las nubes tapándolo y la tormenta avecinándose el aroma no era para nada agradable y cuando pude despegarme del baile ella ya no estaba allí.
La busque por todos lados revolví pinturas busque dentro de notas musicales me fije dentro de bandoneones y violines y hasta levante sombreros hasta que por allí cayo una estrella y me señalo que ahí estaba, a su lado había un hombre alto de buen torso como yo mas ciego que al Principio tome con mi derecha el puñal y Salí en su busca, cuando llegue lo tome del hombro y su sombrero que caía lentamente era el mismo que busque antes de salir a buscar a tan bella mujer, en su cara se reflejaba la mía y la de mi infancia con mi familia, y su hierro era el mismo que el que utilizaba yo.
Entre filo y filo los puñales danzaron la comparsita de aquel tanguero emocionado que a pocos metros de la pelea era el único que por su tango no la presenciaba, los demás abrieron enormes sus ojos ciegos llenos de impresión sin poder creer lo que sucedía
Con sus vecinos de barrio de toda la vida.
Puño y puño la pelea continuaba hasta que vino mi distracción como de costumbre, tajo dolor y grito celestial.
La mirada ahora hacia arriba con un cielo ya sin nubes sin tormenta, un cielo blanco los bandoneones interpretaban el tango de la muerte, y cuando gire mi cabeza puede ver tan bella criatura derramando una a una lagrimas de dolor de amor y orgullo, allí también lloraba mi hermano que algo me quiso decir pero yo no logre entender, volví a mirar por ultima ves a aquella mujer para morir contento y esta vez me regalo una sonrisa yo la copie y dimos a entender el amor a primera vista que no pudo ser.