Las manos al cuello

Las manos al cuello, aprieta.
Comienza mi asfixia.
Pierdo la noción de lo que fuí, soy
y como he llegado hasta este día.
La mujer que deseo,
se va difuminando delante de mi vista.
Las manos al cuello, aprieta.
Sigue mi asfixia.
Maldita sea, callaros.
Crecientes murmullos a ruidos distorsionados.
Mis ojos se van enrojeciendo
a pasos agigantados.
Carmen está en medio
del embudo de sus pecados.
Las manos al cuello, aprieta.
Termina mi asfixia.
El espejo me devuelve
mi imagen en plena huida.
Sin conocimiento,
doy bocanadas de vida.
El suicidio de no saber
ser una misma.