El túnel de tus piernas.

De no haber sido poeta, constructor hubiese sido
de tus alas del deseo que vuelan sin tocarme,
en la preciosa amplitud que sientes al invocarme
en los costados geográficos de tus montes perdidos.
Pues sin la duda entrante, de saberme excluído,
en la pendiente ocular de esos ojos al mirarme
callan los arrabales, me tocan sin tocarme,
los viles duendes tuyos que me han permitido
husmear todo tu cuerpo sin siquiera en agonía
darme el tiempo necesario de recorrer tangiblemente
los huecos pendulares de tu extensa georgrafía
quedando en plena ebullición lo que posiblemente
transcurra dentro tuyo el tiempo en que mi vida
tarde en recorrerte para conocer tus accidentes.