EL ULTIMO POETA

Cierto día recuerdo, caminaba apurado
Por un barrio de flores, cafés y teatros.
En cierto paraje de gente “High Life”
Miré a dos hombres bien acomodados.
Uno tomaba Whisky, el otro café
Con barba blanca uno, el otro bisoñé
El primero en silencio Sacó una pluma de nácar
El otro muy orondo un Parker de oro
Una servilleta cogió cada uno
El primero escribió prosa, versos el segundo
Al verlos charlando de su universidad
La Católica uno, La U de Lima el otro
La mía es mejor, allí enseñan letras
Tiene su prestigio, yo soy profesor
El otro fulano no se quedó atrás
Mario Vargas Llosa fue mi alumno mejor.
Oía su charla, quedé anonadado
¿Y ahora que hago? ¿Dónde yo he estudiado?
En una escuela de barrio, toda abandonada
Sin techo ni carpetas –pensé avergonzado.
¿Cómo escribir versos si mi pasado es vedado?
-
Yo no estudié nada ¡Soy un fracasado!
Luego de esta breve y sincera reflexión
Me dije: - Marco Polo, no es tu profesión
Pero: ¿En donde queda tanta inspiración
Que brota del alma como un aluvión?
Como manantiales de agua muy clara
Se agota al instante y luego la nada.
¿Nacen los poetas en cuna de oro?
¿Dónde está la escuela que hace escritores?
Tal vez se despidieron cada uno a su mansión
Prendió la computadora uno y escribió canción
El otro en su estudio de mullidos muebles
Cogió una pluma y versos escribió.
Volviendo mis pasos, allí estaban los dos
Me paré frente a ellos y alzando la voz:
-Yo también soy poeta- les dije sin miedo
Me miraron asustados, y sonriendo se fueron.