Los suaves labios del viento me encierran en tu boca,
Y pienso que llega poco a poco el momento de júbilo
Mientras miramos épocas pasadas desde mis sillones
Como dioses, transfigurados en personas.
Creo por un instante comprender la esencia del mundo
Y se siente el aroma a canela en el ambiente,
Mientras rememoramos melodías azules y rojas,
Cansadas de estar en pugna, contra el silencio.
Por momentos no hay barreras, no hay tiempo ni estructuras
Y tus ojos caen, dejando entrever en ellos muchas noches más.
Ellas traerán el pan, y aliviaran el hambre de las preguntas
Que se posan en tu sien y en la mía.
Creo conocerte de alguna manera extraña y dulce
Creo haberte visto en algún prado juntando canciones
Creo que eres una guitarra que dio a luz un destino
Creo en la sorpresa, y en los caminos que se cruzan.
Al azar, cualquier libro puede responder quienes somos,
y decimos mucho y desconfiamos del lenguaje.
Creo haber entendido lo que me decían tus manos
Creo haber entendido tus brazos y tus pies de miel.
Creo en lo que transmite la luz que nos devela.
Creo en el suave vaivén de tus pestañas.
Creo en tu cuerpo todo, y en el mió.
Creo en lo que vivo y en la calma de sentirse acobijado.
Creo en como se conjuga el mundo de lo conocido y de lo extraño
Para entregarnos un cielo colmado de “nosotros”.
Vuelvo al living y veo como el día que aparece súbitamente,
Y me susurra al oído el secreto para comprender tu risa.
Creo en la conjugación de todo lo que nos rodea.
Y en la fusión de dos almas que no se encontraban.
Creo en lo que veo…
Creo en el poder de poder creer…