En ti Señora,
he puesto mis ojos,
he palpado tu sonrisa
ya tus brazos me arrojo.
Cautivante es tu mirada,
que conquista y enamora,
frente a ti me postro,
aquí me tienes, mi Señora.
Cuanto he sido para ti,
que a mi lado tu estas,
no me dejes avanzar,
cuando mire hacia atrás.
Conoces bien mi vida
y el camino que andaré,
conoces bien mis pasos
y a tu Hijo llegaré.
Has visto que he caído
y que solo he estado,
tus manos me detienen,
por que nunca me has dejado.
Decidí y opté por él,
Por que realmente lo sentí;
acompáñame, mi bien,
acompáñame a vivir.
Alégrate, Madre mía,
que uno más seré,
uno más que fielmente,
a mi Cristo serviré.
Alégrate que mi alma goza,
que mis penas ya no existen,
que me diste alegrías,
que me animan, que me visten.
A ti, celestial Princesa,
ofrezco mi oración,
a ti, mi eterna gracia,
dedico mi vocación.