Incluso en estos tiempos,
existen discrepancias
aquellos que la tecnología
no relaja los suspensos,
unas calificaciones que imponen
todas las incómodas situaciones,
momentos donde los seres
flagelan su mente
en busca de atropellos de un pasado
enlazados al presente.
Es en aquel extremo caso
que mi corazón se marchita,
no de latir, sino de sufrir
y no hallarán más salida,
aquella que me tocó vivir.
Un acto inspirado en el egoísmo,
sin madre mas que la soledad,
una lágrima helada,
que nunca llegó a sollozar,
por cualquier traición o falta
que piensas, no curará,
buscar allá en el alma
donde guardas el ajuar
de sonrisas perladas,
paisajes y ligeras brisas.
Lagunas frías que encierras
en una jaula sin provisiones
donde no se alimenta
pero su voz no fallece.
Un eco que sigue dentro,
esa compañía ahora ausente
la cual, conocerla fue suerte
y ahora simplemente
las palabras mueren.
En un mar de canales
llamados todos Internet,
reconociste mi sobrenombre
que leíste una vez,
esos libros de unas autoras
época marcaron en mi,
devoré varias decenas
al ritmo del alfil.
Deleite en conocerla,
un encuentro poco caballeresco
sin apenas protocolo
te conocía sin hacerlo
de al menos cuatro años.
Cuantas tertulias con sentido,
cuantas caricias casi de verdad,
que ilusionarían a un viejo
y se sumergiría en recordar.
Aquellos maravillosos años
que compartieron con su amor
a diferencia de sus pasados
las mías, sólo fueron ilusión.
Ese tira y afloja
que nos llevó
a la cuerda floja
a tomar una decisión,
limitada por las obligaciones;
mi fuente Ortega y Gasset,
el tuyo, sinceramente,
nunca lo llegué a saber.
Mas el arrepentirme
no lo vi con desdén,
simplemente, ni me interesé,
pues que así fuera, así sea,
que así se mantenga,
no es mi decisión
fue nuestra sanción
a todos los males
que el tiempo se llevó.
No hay nada que excuse
que llegara un dia tarde,
pero no estoy seguro
que quisiera llegar en punto.
Me dijiste un día:
"la distancia mas corta
entre dos puntos, es la recta"
y bien, eran las curvas
las que nos hacían volvernos atrás.
Qué grande es el amor,
y cuan falso, se vuelve
cuando sólo fue ilusión.
Que yo hiciera aquel viaje
contigo o sin ti,
fue el culpable
que yo jamás volviera
a necesitar tu merced.
Tu decidiste un sendero,
yo, cambiar de sombrero,
ahora que sólo quedan reproches
y visitas en los sueños.