Pareces dormida, cuando me miras despierta,
en cada estación que permutas tranquila,
me llevo tus ojos, me devoro tus pupilas,
me alcanza un minuto para amarte desierta,
será que la vida te puso en mis calles
en esas sutiles y advenedizas veredas,
donde todo es amor, y esperan que estallen
los cuerpos de gozo y tus manos quimera,
y en esas voces que se matan gimiendo
lo que en otra época, parece lo que eran,
tendida en mi cama me sigues pidiendo
que sigamos en uno, lo que en dos se fundieran,
me gritas, me oyes, me callas, me puedes!
mujer de mis tantas presencias cautivas,
pídeme el universo, que veré que quede
sumido en tu alma y yo prendido en tu vida.