Del breve viaje invernal estoy de regreso,
como hojas del otoño tus lágrimas caían,
tomé tu rostro, mis labios busca tu beso.
Tus ojos enrojecidos ya apenas me veían.
Como antes sentí ardiente, cálido y fresco
tu boca, entonces supe que aún me quería.
Te abrace fuerte y dije, que te pertenezco
triste aún, te acurrucas en mí con alegría.
Se hizo enramada tus manos alrededor mío
vivifica mi ser, después del triste invierno.
Tus mejillas cálidas ahuyenten al hastioso frío,
al cual niño me das, tu suave arrullo materno.
Amor, pasamos alejado más de una noche fría,
nada abriga cuando lo que se ama no está junto,
los días son grises a pesar del sol y, no llovía,
solamente mi vida es bella a tu lado y, punto.
Autor: Alcibíades Noceda Medina