PARTE II.
AMADA CAMINANTE DE LA NOCHE.
Camina en la noche, perdida, sin rumbo,
Con la mano en el pecho aferrada a un dolor profundo,
Con la herida sangrante, dando espalda al horizonte,
Con la muerte a tres pasos y sin el centro de su mundo.
Sus ojos eran bastos en ayer y en recuerdos,
Sus pies dos sacras �nimas tejiendo un tul de sue�os,
Su pedazo de alma; lejana, vagando en el universo,
Corriendo tras las manos que le halaban hacia el infierno.
Tal vez tem�a partir en vano, tal vez tem�a estar sola,
Y evitaba la noche a fin de no ser su sue�o,
A fin de no perderse en el ayer y en ser su olvido,
Porque sus flameantes besos, se hallaban enmudecidos,
Y enfurec�an de ansias, bebiendo la herida,
Expectantes de la nada, excluyentes de la vida.