LA MARIPOSA CELESTE

Una tierna mariposa

en tu vientre se posó.

Pero tan solo venía de paso

y al cabo se marchó.

Pero el brillo de sus alas

lo dejó en tu corazón

y allí mientras tú vivas,

notarás su resplandor.

Que si ella no pudo quedarse

  porque la reclamó Nuestro Señor,

tú sentistes en tu vientre

como el brote de una flor.

Pero la mariposa era celeste

y al Celeste retornó.

Y quedando trémula tu carne

y compungido tu corazón,

notastes como si al momento

oscurecido se hallare el sol.

Y es que un millón de mariposas

te estaban diciendo adiós.

Adiós mi madre querida

que en el coro de los cielos

aguardando están mi voz.

Desde allí te mando un beso

Desde allí todo mi amor

Desde allí si tú lo quieres,

yo te mando una canción.

Óyela del pajarillo

que alegre canta en el albor.

La letra tú se la pones

el trino lo pone Dios

Desde allí amadísimos padres,

os mando mi bendición.