EN LA DERROTA

Con la furia incontenible
nacida en los derrotados,
asiremos firmes los remos,
volveremos a intentarlo,
aunque perdamos el futuro
atrapados en el prematuro
cimbrear de los álamos.
Cosidos a la cintura
del valor improvisado,
apretados los dientes
en el combate arbitrario,
mantendremos el rumbo
con la estoica entereza
de robles centenarios.
Siempre estaré contigo,
hermano, maestro del pasado,
siempre lucharé en tu bando,
aunque la noche rompa los campos,
aunque la vida estalle en pedazos
y los duros golpes mermen el ánimo,
asiremos firmes los remos,
volveremos a intentarlo.
Nadie podrá quitarnos
nuestro orgullo en la lucha,
nuestra entrega en la batalla
pese al cruel resultado,
esa tenaz y humana resistencia
cuando la vida es el adversario.
Aunque hayamos caído,
una y mil veces,
aunque nos hayan talado,
conservaremos la savia,
seguiremos retoñando
como el árbol centenario,
para levantarnos en la derrota,
para sujetar fuerte los remos
y volver a intentarlo.
Desde la matriz del espacio,
el omnipresente ojo divino
en su espléndido cenit,
nos estará observando.