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Con la mirada fija.
como canoero remando,
Que aun marchita advierte,
divisa la remansa,
Entre viento y brisa.
desde su timón alcanza,
Recorrer con sapiencia.
cauteloso navegando.
Es el nácar que arrimó
y atracó con sus cabellos,
Dejando huellas ancladas,
con el tiempo demarcadas
En detrimento su seño..
sus tersuras van plizadas,
Declinando en sus razgos
Los vestigios, que son sellos.
Con esa espera ineludible,
que llega y nos abraza,
Donando al ritmo.
en cada paso fuerza y lozanía,
Anunciando que podemos llegar,
sin emplazar proeza
Allí está..la prudencia,
la constancia,la coraza,
De una dama o caballero..
que muy eximio marcaría,
A un erudito que el tiempo,
graduó por su destreza.
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