A mi Amigo Antonio. El Buen Don Juan.

Hablando de Mujeres y quereres,
Así mi Amigo Antonio me decía,
Muy seguro de sí y de sus saberes,
Como un Don Juan que, tras correr la vida,
Lecciones da al que aprenderlas quiere:
“Pláceme galantear a la Mujeres,
Siempre que se me cruzan en mi vida,
Me miran, me sonríen y reclaman,
Buscando les devuelva su sonrisa,
Buscando les devuelva su mirada,
Buscando les devuelva una esperanza
Que se niegan a darla por perdida
Como cualquier Mujer Enamorada”.
“Mas por mi honor te juro,
Y nunca he sido ni seré perjuro,
Que jamás voy a ser como tú eres:
Yo hago una Religión de mis placeres.
Y aunque gozo al sentir cuánto me aman
Sigo creyendo en Dios más que en mi Dama”.
“Podré adoptar, a veces, tu apariencia
Pero sin deformarme la conciencia,
Que a la Mujer que por Amor suspira
Es innoble rendirle con mentiras”.
“Siempre les dije mi verdad desnuda:
“Soy un Ascua Encendida,
Que os quema y que me alumbra,
Mas no sé cuanto durará encendida,
Pues soy aún más cambiante que la Luna”.
“Y al creer en mi, creyeron en mis dudas,
Y lloraron.lloraron, cuando vieron,
Cómo el Ascua Encendida,
Que me abrasaba el Corazón por dentro,
Se me iba apagando, a fuego lento,
Convirtiéndose en polvo,
Volviéndose Ceniza,
Haciendo de mí Otro
Para mi desventura y su desdicha,
Pues si muere el Amor
Se muere el Gozo
Y retorna el Dolor a nuestras Vidas”.
“Te lo puedo jurar
Con la serenidad del que no miente,
Porque siente esa Paz que no se turba
Cuando se tiene la Conciencia en Paz:
Jamás para caer le presté ayuda
A la Niña Inocente
Que me tendió su Boca dulcemente.
¡De sus labios huí y la besé en la Frente!”.
“Para subir a donde esté una Dama
Me sirven mis dos Alas
De Caballero Andante
Y de Galán Galante
Más que a Otros sus Puñales y su Escala”.
“Lo que para Don Juán fue Doña Inés,
Lo es siempre, para mí, cualquier Mujer,
Que aunque esté, como él, de Carne hecho
No todo es Carne dentro de mi pecho,
Y si intento gozar de una aventura,
Se me rebela el Alma y me tortura
Y la Carne, vencida, se repliega.
No te extrañes, Don Juán, si a verme llegas
Vestido un día de Ermitaño o Cura”.
“Yo no me sirvo del Amor que inspiro
Para satisfacer bajas pasiones.
Prefiero ser yo el que ame, y solo pido
Que con Amor me paguen mis Amores”.
“Sólo tengo un defecto. Lo confieso:
Que mi Amor dura lo que dura un Beso.
Pero en esos instantes, yo amo más
Que amen en veinte siglos los demás”.
“Mi buen Amigo Luis, un mal Poeta,
No está de acuerdo con mis opiniones
Y, a veces, mi conducta vitupera.
Pero a mi no me inmutan sus sermones.
Si se le presentaran ocasiones
Apuesto a que él, mejor que yo no fuera”.
“Mi Amigo Luis por un Don Juán me tiene,
Aunque un Don Juán no he sido ni lo sea,
Pues ni pienso ni actúo
Como Don Juán lo hiciera.
Yo digo siempre la verdad entera,
Ya guste oírla o el oírla duela.
Por eso, Amigo Luis, yo te pregunto,
Buscando tu respuesta más sincera:
¿Puedes tú asegurar, cual yo aseguro,
Que si lo que yo puedo tú pudieras
Actuarías tú como yo actúo?”.
“Aunque contestes con un sí rotundo,
Luis, no te ofendas, porque no te crea.
No te diré que mientes,
Que mentiras no salen de tu boca.
No te diré que mientes,
Pero sí te diré que te equivocas.
Te conozco mejor que te conoces,
Y aunque me acuses de presuntuoso,
Sabes muy bien que todo lo conozco
En materia de amores”.
“Luis, ya lo sabes.
Ya lo sabes, Don Juán.
Os digo lo que dicen,
Antes de comenzar ciertas películas,
A modo de advertencia:
Entre mi proceder y el de Don Juán
Todos los parecidos
Que podáis encontrar,
No serán nada más
Que puras coincidencias.,
Que bromas u ocurrencias
De las que gasta la casualidad”.
“Yo trato y considero a la Mujer
Como a objeto sagrado que merece
Todas mis reverencias;
Jamás como a un Objeto de Deseo,
Deseable tan solo
En la medida en que nos dé placer”.
“Luis, ya lo sabes.
Aunque seguro estoy, que lo sabías,
Pues como tú no me conoce nadie”.
“Ya lo sabes, Don Juán. ¡Hasta la vista!
Mas llámame cuando se te resista
Una Mujer. Porque será un placer,
Enseñarle a Don Juán a hacer conquistas”.
Así me habló mi Buen Amigo Antonio
Cuya Vida fue un claro testimonio
De coherencia y de fidelidad
A cuanto le ordenaba su Conciencia.
Y su Muerte vendría plenamente
La verdad de su Vida a confirmar.