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Poema
Categoría: Sin Clasificar

En los tiempos de tinieblas y de temor

 

En los tiempos de tinieblas y de temor,

con la doctrina de la más cruel religión,

se imponía el castigo de la represión,

urdiendo herejías con insidioso amor.

 

Silencio blasfemo de los siglos oscuros,

de los falsos santos de devotos futuros.

Sic, ad maiorem gloriam deus executoris,

et infames creatio insani peccatoris

 

Las llamas ardientes del fatal fanatismo,

de los jueces implacables sin compasión,

segaba la crítica de toda razón,

desde el altar santificado del sadismo.

 

La campana anuncia carruajes que se acercan;

la Inquisición llega y sus perros amenazan

con torturas de fuego, de juicio implacable

que acusa al pueblo ya prejuzgado culpable.

 

En los amplios claustros del convento profano

resuena solemne un cántico gregoriano.

La Santa Inquisición prevalece sus fueros:

se apilan y bendicen los verdes maderos.

 

Los monjes rezan la falsa piedad cristiana,

y tejen una cruenta fe de injusta pena,

el sacro dogma se impone con la sotana

y un crucifijo en sangre que espanta y condena.

 

En la mazmorra del ancestral monasterio

se fuerza la confesión trágica y profunda;

quejidos inhumanos surgen del martirio

de sufridas carnes que el vil tormento ahonda.

 

La compasión calla en manos de la tortura;

la doncella de hierro reserva en su interior

las largas cuchillas de afilada locura,

en su vientre la fe solo engendra pavor.

 

En la sala, el suplicio requiebra y ofusca,

la sangre negra cubre los cuerpos de horror;

los huesos estallan con la caída brusca

de la horrible garrucha de bestial dolor.

 

Los dominicos retuercen las confesiones

la verdad se manipula a golpe sangrante;

a mayor gloria de las falsas religiones

con hierro declara el hereje disidente.

 

A las fogatas los reos en procesión

van portando las luminarias del infierno.

El juez inquisidor condena sin perdón,

y bendice el sacrificio al cruel dios eterno.

 

Las hogueras arden con un fuego voraz,

la Inquisición consagra con su cruel ritual

la quema de seres de inocencia veraz,

que en llamas inmolan su clamor inmortal.

 

Que el Universo te maldiga, Torquemada,

de perversa cuna, lacayo intolerante;

que el infierno sea tu secular morada,

por las víctimas acusadas falsamente

 

¡Oh, frailes perjuros!. ¿Qué haréis en la condena,

cuando vuestra perversión termine en gangrena?.

Aunque la Inquisición quiera borrar su historia

sus crímenes permanecen en la memoria.

 

Amigos pecadores no temáis ninguno

ni sufráis por aquellos impíos desmanes,

pues en nuestro moderno siglo veinte y uno,

ya llegaron los fanáticos talibanes.

 

Malditos sean todos los dioses mundanos

que traen guerras y dolores inhumanos,

Amen.

Datos del Poema
  • Código: 395138
  • Fecha: 29 de Octubre de 2025
  • Categoría: Sin Clasificar
  • Media: 0
  • Votos: 0
  • Envios: 0
  • Lecturas: 8
  • Valoración:
Datos del Autor
Autor Destacado Nivel: 7
Nombre: Salva Carrion
País: EspañaSexo: Masculino
Fecha de alta: 08 de Agosto de 2025
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