Aquella noche era solo nuestra. Estábamos una frente a la otra,
incluso el aire parecía sobrar en el espacio que nos separaba. Era un momento de tensión, no sabíamos si dar el primer paso o quedarnos en nuestro lugar; nuestras miradas hablaban entre ellas, las dos nos moríamos de deseo por estar junta
te cogí las manos con dulzura y aproximé mi boca a la suya, fundiéndonos en un cálido beso que pronto pasó a necesitar más. tus manos soltaron las mías para acabar entre mi pelo, y las mías fueron a parar a su cintura.
Poco a poco dejé de besarte deslicé mi boca por tu piel hasta llegar a la nuca
detrás de tu oreja.
tu daleaste la cabeza par permitirme besar tu cuello lentamente,
y trazar un camino a base de caricias,
besos y mordeduras. Me encantaba imaginar su piel junto a la mía,
en todo aquel tiempo no había parado de acariciarte la espalda
muy suavemente por debajo de la blusa.
Comencé a desabrochársela, para poder bajar hasta su clavícula,
tu no pududiste evitar un suspiro. Yo seguí bajando mientras le quitaba la blusa.
En aquel momento si se hubiera acabado el mundo fuera de la habitación
a mí me hubiera dado igual; el mío estaba allí, suspirando
te tumbé en la cama y empecé a besar aquellos senos,
mientras jugueteaba con el cierre tu pantalón
hasta desabrochárlo. tu ya habías empezado a gemir levemente
al compás de mi lengua en tus pechos y mis manos dándole placer Llegó un momento en el que ninguna de las dos pudo más.
Deslicé mi boca por tu vientre, parándome en aquel lunar disfrutando del sabor de tu piel mientras le quitaba la única prenda
Bajé la boca hasta un par de centímetros por encima de su sexo.
Y se acabó todo, todo era una fantasía en mi mente, no había realidad en aquella escena y tampoco merecía la pena seguir pensando en imposibles. Me levanté de la silla del escritorio y fui a dar un paseo
un paseo sin saber dode ir.