Con la luz de un nuevo día
y en el alma la semilla
pertinaz de la Esperanza,
saludo al año que inicia,
con la ilusión renovada
de quien ya conoce el tiempo,
ha recorrido la senda
y ha visto muchos mañanas
convertidos en ayeres
revestidos de añoranza.
Son tan cortas nuestras vidas
y, al mismo tiempo, ¡tan largas!
Se estira o se encoge el tiempo
en mil elásticos momentos,
dependiendo de si es dulce
y placentera la experiencia
ó, por el contrario, amarga.
Efímeros, los momentos
de los bellos sentimientos,
se nos terminan y escapan
como pájaros inquietos
entre las hojas y ramas,
en tanto que nuestras penas
obscurecen las serenas
auroras que tiene el alma;
se nos figuran eternas
y trastornan nuestra calma.
La sucesión de momentos
agradables o violentos,
va trazando en el destino
nuestro azaroso camino
en una ruta inesperada.
Pero cada año que empieza,
se renueva la promesa
de una vida muy distinta,
por nuestras manos labrada.-