¿qué hice para merecerla?

Miro su retrato cada rincón sin mesura,
después de soñarla en toda la noche,
también me miran sus ojos azabache.
Apetecen sus labios gotas de miel pura.
Siendo así divinamente hermosa,
pregunto; ¿que haré para no perderla?
repito; ¿que hice para merecerla
y de ocupar su alma preciosa?
Sus palabras dulces me acerca al cielo,
La anoto dentro de corazón también.
Nuestras almas juntas se sienten tan bien,
esta armonía semeja, al pájaro en vuelo.
Si alguna vez la tengo entres mis brazos,
ya nada quiero, solo los regalos sus besos.