Una entre tantas otras III

Se machitó la belleza de mis versos y voy caminando en sentido contrario al que sopla el viento.
Siento pena de aquel amor. No sé si lo rompió tu cualidad para ignorar el alma o si, en verdad, nunca existió.
Sigo gritando en silencio que quiero saber por qué no estás aquí, sigo sintiendo el vacío de este mundo superficial. Me siento muy solito y nada especial.
¿Y qué puedo hacer? Le sigo rogando a mi corazón que me quiera o que me enseñe a quererme de una vez.
Y soy hidalgo porque no soy nadie. Y estoy condenado porque la nada sigue siendo nada.