Si me das un segundo, yo te acaricio el alma;
lentamente con prisa, rápidamente en calma.
Regálame un minuto, para poder tocar
suavemente tu cara y luego deslizar suavemente mis dedos, por entre tus cabellos.
Concédeme una hora, y recorro tu cuerpo
palmo a palmo, despacio, gozando el sentimiento;
te daré lo que pidas, aquello que deseas
de nada te limites, será lo que tu quieras.
Y si hablamos de vida, de querer compartirla,
que no existan mitades, sino un todo completo,
que las almas se fundan, formando un complemento.
Sé que si tu me otorgas, cualquiera de estos puntos,
jamás podrás dejarme, y recorreremos juntos
los caminos que vengan, gozaremos del mundo.