Afortunado soy,
de que haya pasado el tiempo,
en que inevitablemente,
me encontraba vacío de tu ser.
Solo me habitaba,
un deshilachado recuerdo,
que me hablaba de tí,
con sus silencios.
Era verdaderamente un enigma,
como transitar senderos,
mientras esperaba una sorpresa,
que reivindicara lo vivido.
Deseando desenmascarar mis sentimientos,
te encontré a mi lado,
y como una bailarina en la oscuridad,
recorriste el territorio de mi cuerpo.
Entonces comprendí,
que la magia era posible,
y la música de tu cuerpo,
compuso una sinfonía.
En ella encierras,
las notas de tus palabras,
y los ardientes acordes ,
de tus caricias.