antologia de desencuentros.

El mismo dolor plasmado en antiguas hojas
que se transforman en antología de desencuentros.
Que bellos fueron aquellos besos
en los que cerrabas los ojos
y te entregabas a mis secretos.
Que bello tiempo de miradas destellantes
y sonrisas incansables.
Que deleite de aromas emanaban de tu cuerpo,
cuerpo que entonces era mio,
exquisitez de mis sentidos.
Cómo retener tus ojos en el instante
que con miradas tiernas fueron posados
sobre los mios,
cómo capturar tus palabras y eternizarlas.
Jamás habrá un roce de nuestras manos
Y sin embargo
yo te espero.
Esto es una breve interrupción de mi vida.
Quizá después esta pausa termine,
y viva nuevamente,
Me encuentres esperándote Siempre Siempre Siempre Muerte.