La casa de los recuerdos.

Vuelvo a la casa que otrora me dió su abrigo
en épocas de escondites y furia a mansalva,
y en ella el reflejo de haber estado contigo
en las noches en que el miedo seducía ls palabras.
En sus rincones muertos hoy del abandono
me sumerjo inquieto a su palidez desierta,
sus paredes que oyen los supiros y enconos
transmiten el dolor de su estructura muerta.
Y en la paz de su patio de parrales y enlozados
musita el alma de su gente abandonada,
parece querer en sus cuartos sin candados
volver a resurgir con la ilusión de mil miradas.
Pero al cerrar sus puertas sin las llaves que algún día
supieron ser el pasatiempo de mi gente,
parece decirme que sus guerras están perdidas
entre las paredes ocre de bellezas indulgentes.