Enajenada.

Una hermosa luna de pergamino hacia mi viene,
por un lindo sendero de diamantitos y laureles,
y en la noche en una almohada de algodon las estrellas duermen.
Soy una niña a la que le dices que levante su vestido para verme, y yo obedezco dichosa mientras con tus dedos abres la rosa roja de mi vientre.
Enajenada de locura me rindo en tus brazos de bronce y ensueño, te miro con los ojos entornados como la esclava me entrego al que desde ese mismo momento se convierte en mi dueño.
Oh si, por tu pasion enajenada me vuelvo loca,
mientras me dora el agua y el viento me toca haciendo que de tu profundo amor me sienta inundada.
Con el roce de tus muslos de nieve caigo desmayada,
y por ti pierdo el sentido,
por el camino de tu locura y estoy enajenada.