Moriré en un día.

Moriré en un día que despeje el ostrasismo
valiente excusa de volverme sedentario,
moriré en tus brazos y seré yo mismo
de vuelta a creer en la vida sin horarios.
Moriré tal vez, con los mismos ideales
con la luz del día pegando mis templarios,
moriré acaso con aquellas razones tales
que pudieron cambiar mis oscuros calendarios.
Moriré y mi mundo aceptará con desconsuelo
el hecho de dejarlos en varias concepciones,
moriré en la noche cuando se apague mi cielo
y tu voz me despida sin mágicas excepciones.