Cuando no estoy a la vista de otra gente,
me siento otro, me muestro entero, diferente,
muestro todo sin timidez lo que soy realmente,
alegre, travieso, apasionado y muy consecuente.
Deseo que me vean libre como un verde campo,
expongo hasta el último lunar de mi cuerpo,
y la dicha que por mí no ha pasado el tiempo,
como en más de uno de mi edad o, de mi tempo.
Con algarabía entrego mi suspiro al viento,
en compañía de la mujer muestro lo que siento,
con tal de agradar improviso o algo invento,
para arrancarle risa utilizo hasta mi raro acento.
Cuando no hay más que ella, quien me observa,
saco toda de mí, hasta lo que tengo en reserva,
trato de deleitar con soltura y en total minerva,
Aprovechar al máximo de ella, hasta su frágil curva.
En la apertura soy un ángel, seduzco con ternura,
también soy feroz amante, mostrando mi diablura,
todo entrego por esa preciosa fruta madura,
que me apasiona y se la entrego todo sin mesura.
En la vida cotidiana soy rudo como un arado,
que tiene hambre y sed de los verdes prados,
todo voy renovando y fielmente amo lo sembrado.
En todas las estaciones ya me he acostumbrado.