A sabiendas el fin de nuestro amor,
arriesgué a mi corazón tan triste.
Disfruté a pleno el amor que diste,
Es el fin. Nos separamos sin rencor.
Nunca pensé llorar por ti mi niña,
contigo lloré de alegría infinita,
también cuando mi alma te necesita,
que también del tuyo se encariña.
Trate de amarte sin enamorarme,
cómo no estarlo, ante tu enorme
corazón lleno de ternura y nobleza.
No sé si me enamoré, pero te ame
como se ama una sola vez. Olvidarme
de ti será imposible. Digo con certeza.
Autor: Alcibíades Noceda Madina