El destino me sumerge en atareados
caminos que pretenden eludir rutinas,
pero después de caminar, los he olvidado
retornando a igual lugar, la misma esquina.
Cambio colores, aun los que están vedados,
Y el arco iris vertiginoso siempre se trunca
quedando solo el blanco o negro, tan gastados
que prefiguran la variedad en siempre nunca.
Se agrava la incesante replica indeseada
por cuya finitud repito sin saberlo, todo
lo que vacía mis manos en igual morada.
Las variables son utopías vanas del espejo
donde biseles dibujan falsos otros modos,
modos rituales, que tan solo son reflejos.