AGUA DE PRIMAVERA
Plano, liso, tranquilo,
Con sol o con tinieblas,
En su eterno horizonte
El desierto se queja.
Entre dunas y fuego,
Hundido en su tristeza
Toda vida sucumbe
Sobre la seca arena.
Una pequeña nube
Peinada con melenas
De blancos algodones,
Como polvo de estrellas
Brillantes sus ropajes,
Encendida en hogueras
De colores fantásticos,
Su figura serena
Inicia el sobrevuelo
Del desierto de arena.
¡Párate un poco aquí!
-le grita la palmera-
¡Humedece mis palmas
con tu lluvia primera!
Un gran clamor levantan
Hierbecillas resecas
Exhortando a la nube
Un don de su belleza,
Una caricia ansiada
Del agua que refresca.
Los quemados insectos
Que arrastran por la arena
Un cuerpo seco y flaco
Se vuelven hacia ella.
¡Nube, nube añorada,
galardón del que espera,
preludio de abundancias,
amada la más bella!
¡Que tu luz y tu sombra
-agua de primavera-
inunden los caminos
y humedezcan la arena!
La linda nubecilla
Con mirada serena,
Con corazón de madre
Que alimenta la tierra,
Con su moverse lento,
Su estatura pequeña,
Sus menguadas reservas,
Contempla desolada
La inmensidad de arena.
Su almita se entristece,
Quisiera ser tormenta,
Quisiera ser rocío
Diluvio de agua fresca,
Cascada o manantial
Que inundara las tierras.
La linda nubecilla
Confundida en tristezas
Cerrando sus ojitos
Llora sobre la arena.
Y las lágrimas caen
Y el aire se refresca,
Insectos y animales
Ven mojada su tierra,
Y los charcos se forman
Al pie de las palmeras.
Las secas hierbecillas levantan sus cabezas
Mojadas con las lágrimas
-agua de primavera-
de aquella nubecita
tan pequeña y tan bella
que cruzara una tarde
el desierto de arena. ----------------