Te alcancé a ver

Te alcancé a ver
en un horizonte del tiempo,
cuando te ibas marchando
como el sol de la tarde.
!Espera un momento!!Escúchame!
Te grité y te paraste allí,
en ese punto misterioso,
dónde la razón no alcanza
dónde los sentimientos abren la puerta
del corazón y del alma.
Ven.Date la vuelta,
te supliqué en el viento
y empezaste a andar hacia mi.
En un puente de ilusión y de esperanza,
nos encontramos,
Me miraste.Te miré.
Me sentiste, te sentí.
Me diste la mano
y empezamos a caminar juntos
hacia la otra orilla.
!Qué momento! !Cuánto cariño!!Cuánta dulzura!
La corriente del agua, se dejaba oir,
en un murmullo de canciones inconcretas.
que se iban perdiendo con la distancia.
En los álamos de la ribera,
grabamos nuestros nombres
y debajo de las hojas secas,
escondimos un pasado para olvidar.
Seguimos caminando,alejándonos despacio,
buscando el camino de las flores.
La luna se detuvo al pasar.
Quería alumbrarnos para salir de un pasado,
que no nos merecíamos.
Quería recordarme,que ya te había amado antes.
Que ya había gritado por ti.
Que ya había querido huir para ir a buscarte.
En tu cara me quedé pensando.
Adivinando momentos maravillosos,
de caricias y besos.
Escribiendo mil ideas en mi mente.
Adivinando un amanecer en tus brazos,
en tu alma, en tu corazón.
La luna siguió su camino
hacia los picos del alba.
Nosotros también seguimos caminando,
entre luces y sombras de nuestro destino.
Ya no oíamos la noche.
Los últimos grillos de vidrio,
se habían hecho añicos,
entre las piedras del camino.
Sobre un monte alto de nuevas estrellas,
nos detuvimos.
Miramos para atás,para olvidar las tinieblas,
y sobre un fino horizonte de luz del amanecer,
proyectamos nuestras vidas.
En un abrazo nos fundimos,
regalándonos el alma.
Sellando nuestro cariño,
Amándonos sin más.
En un abanico de luz y color,
apareció el sol.
Despejando horizontes.
Despejando vidas.
Nos quedamos quietos
contemplando aquella belleza natural.
Contemplando,esperanzas,ilusiones, momentos.
Nuestra vida no podía ser de otra manera´
y en esas ansias de vivirla,
nos salía al encuentro.
Empezamos a adivinar nuestro futuro.
A oler el perfume de la primeras flores.
Como aves dormidas despertamos al amanecer
sobre una veleta de sueños.
Remontando el vuelo, sobre las nieblas del pasado,
hacia un cielo azul, de esperanza, de felicidad.
de toda una vida por vivir.
Después, juntamos nuestras glorias,
nuestras ilusiones, nuestros deseos,
nuestras vidas, nuestros sueños,
abriendo las puertas de un paraiso nuevo,
y una voz se oía a lo lejos,
como un eco misterioso en nuestras almas:
Date prisa.Cariño.No llegues tarde.
En silencio nos quedamos
mirándonos fijamente,
como una última oportunidad,
que nos daba el tren del tiempo.
No nos atrevíamos a decir nada.
Clavados en el ahora,nos daba miedo mirar,
los acantilados del futuro.
Nos abrazmos, con todas nuestras fuerzas,
Cerramos los ojos al mundo y dijimos:
Que el destino nos lleve donde quiera.