Era como mi sombra

(A Eloísa Beatriz)
Era como mi sombra. Siempre andaba conmigo.
Siempre hablando del cielo, del mar y de las rosas.
Era más que mi sombra: era espiga y yo trigo
por no sé qué caprichos del amor y sus cosas.
Cálida era su risa como el sol en Verano
y su voz resonaba musical a mi oído;
pero no entiendo cómo se zafó de mi mano.
No comprendo ¡Dios mío! dónde estuvo el descuido.
Y se ha ido...se ha ido. ¿Qué direle a mi alma?
¿Cómo habré de explicarle mi dolor, mi tristeza?
¿Qué dirá cuando sienta que he perdido la calma
y que no estoy muy lejos de perder la cabeza?
Era luna, era estrella, era el sol de mis ojos.
Su ternura era un bálsamo, una tibia caricia
que arrancaba los cardos, las espinas y abrojos
que en mis pies se quedaban al andar. ¡Qué delicia
exhalaban sus labios cual turgentes panales!
sus abrazos ¡Dios mío! ¡qué cadenas, qué lazos...!
¡en su piel qué delirios de placer, inmortales!
¡qué pasión en sus besos. En sus besos y abrazos!
Y de pronto se ha ido. Se apagó como el fuego
que se extingue en la brasa y se reduce a ceniza.
Se marchó sin decirme ni un adiós, ni hasta luego
y dejome en el cielo como un sol que agoniza...
En la mar he quedado como un barco varado.
Sólo estoy y sin techo, sin cobijo y sin pan,
sin saber para dónde caminar y sin hado
preguntándome a dónde los que mueren irán.
Y es que ella era mi sombra y algo más que mi sombra.
Era el sueño dorado que una vez me forjé.
En silencio le grito y en sollozos la nombra
esta pobre alma mía que una vez feliz fue...
Heriberto Bravo Bravo SS.CC