A una Gaviota Solitaria

¿Qué haces en esta tierra olvidada,
mi querida Gaviota Solitaria?
Tan lejos del inmenso mar
Y sus interminables sueños de libertad.
Ve a correr tras tus sueños,
A teñir de azul las alas del viento,
A sembrar de esperanzas
La monótona vida humana,
A quebrar con tus alas
Las rutinas interminables de los tiempos,
A buscar la ruta perdida de los buenos deseos,
A descubrir los últimos secretos
Que el mar le cuenta al cielo
En el horizonte, en sus cotidianos encuentros.
O a sencillamente vestirte
Con la última tonalidad del arcoiris.
Ve a disfrutar de la belleza
Que no te ofrece esta tierra,
Con sus luces encendidas
Y sus noches sin estrellas,
Ve a buscar alguna nube perdida
Allá donde se nutre de sus aguas marinas
Para esparcirla en acción bendita
Sobre esta tierra de Dios.
Abre tu mente y tu corazón
Y deshace la atadura que te esclaviza,
No importa que sea en el río de la Plata,
O en los peñascos del Mediterráneo
O en los acantilados del Atlántico.
Sacude el polvo que cubre tus alas,
Haz que reluzca el brillo opaco
De tus plumas de platas.
Zambulle tu pico en las azuladas aguas
En busca de la fe amada,
Que derriba los muros que te atan.
Bate en el viento
Tus prejuicios de alma aferrada
A un fragmento de tierra olvidada
Cuando el inmenso mar de depara
Los rumbos intransitados de la libertad.
¿Qué haces mi Gaviota solitaria,
en esta tierra olvidada?,
cuando te espera la inmensidad
del cielo y el mar.