Una larga despedida sin nombre

Sin esa amarga queja
se fue el amor a dormir
bajo un sauce lloròn,para su sorpresa.
¿A quièn vamos a culpar?
¿a quièn pediremos respuestas?
¿a quièn sino es, al propio corazòn
que se durmio, en esta larga espera.
Ese amor ya no tiene
ni color ni forma menos aroma
el, lejos ahogo el deseo postrero
de sentirse del amor pordiosero.
Y no hay eco sonoro, ni risa destemplada
hay siempre una emocìon en escalada;
que nos situa frente a Dios y a la vida.
Una larga despedida
sin nombre y sin remitente
hay que soslayar el grito destemplado
del corazòn que colapso;
por pretender ser escuchado.
Atare al rosal una cinta recordatoria
aquella forma sutil, para no evocarte
ni pensar en lo que fue o pude ser
o simplemente haber sido feliz
con el poco amor que me jurabas.