He apartado el velo que me separa de tu mundo
sin ayuda del viento que trae tu nostalgía,
y mirando de este lado, mi amor te alcanza,
pues no hay distancia que pueda separarnos.
He rezado por ti en mis noches solitarias,
dibujando tu figura excelsa en mi razonamiento,
que de amor el recuerdo fértil vive y transita
por los anhelos de nuestros incansables sueños.
Y apartarme de ti no puedo, quizás es mi destino,
cultivar la flor que creció en nuestra alma,
en todos los momentos vividos de amor y calma,
en los mares en bruma y silencios consentidos.
Es así como vivo, con tu recuerdo real sentido,
con el contraste de tu lejanía en mi mente
y el corazón abierto para sentirte en mis noches
y en los aconteceres de un sueño prohibido.
Es así como vivo, con el corazón abierto,
con mis anhelos y sueños fielmente entregados,
con lealtad eterna de incansables presagios
que en mi ser marcaron tus tersos labios.