Que me cuenten tres amores...
Que me envíen muchas flores,
Que me cremen,
¡Y no ignoren esta orden!
Y si se puede, que me recen...
Pero los menores;
Si no... por favor abstenerse
Los mayores.
Que en la vida de mis hijos,
Haya siempre: paz, amor y un sueldo digno
Que en la vida de mis deudos
(Incluyéndolos a ellos)
Siempre haya abundancia en sus feudos,
Tranquilidad en sus mentes...
¡Y caridad en sus corazones!
Que Dios bendiga al difunto,
Y a los que quedan penando por él...
Les brinde el consuelo de entender...
Que el morir y el nacer,
No son conjuntos disjuntos...
Y a ti... “ángel de mi ventura”
Que tanto he amado...
Con tal pasión y tal frescura...
Que es la contradicción,
Quizá locura...
Para los chismosos de afición,
Te dejo mis cenizas, mis pocos momentos de mesura...
Y los poemas que escribí para ti a diario
A puño y letra del corazón...
Elizabeth Urribarrí