En la cima del olvido
yace tu alma en agonía.
Tú de noche, yo de día.
Tú en la tumba, yo en el nido.
Fuiste sombra, torbellino,
un torrente de pasión.
Yo tan sólo exhalación,
un chispazo repentino.
Tú corrías cuando apenas
yo empezaba a caminar.
Nunca pude desatar
de la tierra mis cadenas.
Y en la vera me he quedado
añorándote y herido,
a mis sueños adherido;
pero siempre enamorado.
Veme ahora sin alianza,
desprendido de tu vida
con mi meta ya cumplida
sin tu amor, sin esperanza.
Ya la sangre no me alcanza
ni la fe, ni la ternura:
pero aún así perdura
mi cariño como fianza.
Si algún día decidieras
esperarme o regresar,
todavía puedo amar
y luchar porque me quieras.
Me hallarás abastecido
con el alma en agonía.
Tú de noche, yo de día.
Yo en la tumba, tú en el nido.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC