ES UN HOMBRE, CRÉANLO

ES UN HOMBRE, CRÉANLO.

Es de la muerte un plante,

una vocal o una dolorida consonante,

una espada de luz, una horca,

un despistado hijo de algún dios,

un tipo sobrio, arrogante,

una súplica, una condición,

condena del delincuente que no pudo abrir su voz.

Es de la vida, un acompañante,

un profeta con suerte, un gigante,

un enigmático, silencio, un astro fulgurante,

es del azar, un privilegiado conocedor,

mensajero de la concordia,

o aspirante al trono del deshonor

(no concuerda ni rima con el vil metal)

Es una laguna azulada entre los terrenos pantanosos,

un abogado que le planta cara al diablo, al horror,

un teniente, capitán, coronel, general,

con un solo estandarte,

y que sólo se obedece a los habitantes del latifundio del corazón.

Es de la vida, un defensor,

de la muerte, un cantautor,

es de la suerte, un descreído,

de los dioses, un sarcástico crítico,

no se lo tomen a mal, pero es un hombre,

es un hombre,

pero no es como todos los demás.

Eso jamás.

De la vida, de la muerte, del talento,

primogénito mayor,

de la mujer, del ciudadano medio,

de la libertad,

en fin del amor, de la razón,

ciudadano natal.

Es un hombre, créanlo.

Y es único.

Único, espécimen tan original

como la fuerza de su verdad.