Es urgente vaciarme

Estoy tan llena de engaño,

de hirientes palabras mías.

Me he tirado a matar

en ocasiones diversas, con estos disfraces.

Y parece que la espera no cesa:

el color de lo perpetuo es oscuro,

solitario como la melancolía perpetua,

que no alcanza redención.

Perdóname-te digo-,

pero no me respondes.

Te quedas muda en la resulta

de un encuentro con el pasado.

¡Ya bórralo!

Arráncalo de tu memoria desarraigada.

Pero te me quedas mirando, así,

Sin decir nada.

Y la noche sigue su curso,

 y los besos siguen a la espera.

Se postergan las caricias

y las miradas se mecen entre las risas.

Te hundes frenéticamente.

Me hieres, ¿o me hiero?

por confiar en tus memoria

ordenadamente desquiciadas.