Hay una señora bastante regañona
que le gusta molestarme a toda hora
los fines de semana me levanta con
premura y eso me agobía, quiere que
me haga cargo de labores aunque a mí
no me correspondan.
Ella siempre esta de malas grita
día y noche, no teme quedarse afónica
parece que esta ensayando para la
ópera.
Pero no todo es así de malo con esta
señora, pues también me atiende desde
darme de comer hasta lavarme la ropa,
cuando estoy enferma me acompaña y me
arropa, de la misma manera que cobija
mi corazón cuando sufre, cuando llora.
Pocas veces la he visto quebrarse, una
vez quizá derramar alguna lágrima, tal
vez sea muy fuerte o tal vez quiere ser
para su familia un roble, tal vez sus
lágrimas y penas las esconda.
Por ella aprendí que lo que no te mata
te hace más fuerte.
Gracias Tita.
Mercedes del Pilar Reyna Camacho
21-05-09 mrc